Fade to black

De vez en cuando mi espíritu siempre vuelve a un mismo punto coloro; la
existencias de movimientos ondulantes y dulzones me abrazan últimamente más a menudo que antes, pero el punto sin retorno es el negro…
Decoloración sónica , espiritual y corporal, como si mi destino fuera
ineludible: de las andanzas pueriles con los amigotes en boliches de juerga, o aún con las imágenes oníricas del Bio Bio deseadas casi con delirio en la urbe capitalina, directo, ahora, a la tristeza onda e impasible del negro…
Estos días he andado así y quizás todo Enero, como con un motor con menos pistones- pistones de un curioso motor …dirian los Divididos- y es que pasar de estados de “felicidad” controlada a estados totalmente abúlicos se me habían quedados en la casa de Benavides 2049, ahora vuelve la negritud a tomarme por los
pelos y a llevarme al abismo.
Y tal vez por lo mismo que en este mes he andado a los tumbos, me pasaron cosas adversas -pero triviales-, malos ratos y stress al límite.
Talvez mi estado juguetón con los grises me atrajo como imán a los problemas, creo que ya voy de retirada, saliendo a la superficie, aguantando la respiración...
Ya empezó febrero y tengo algunos colores pintados con tempera en el alma.
Pero es el negro el que está al acecho, esperando crecer, apoderarse de mi, para recordar viejos pactos y conjurar mi sino añejo y eterno.