La Senda del Perdedor

A veces pienso que la vida da algunas oportunidades, que las veo pasar sin pestañear, mientras me tomo un trago.

miércoles, junio 17, 2009

La puerta


Estabamos uno frente del otro.
Creí no conocerla, pero algo la hacía eternamente familiar.
La conversación se hacia intensa pero no puedo recordar que me decía, su cuerpo se acercó demasiado. Su mano puso la mia en su diminuta cintura.
- ves? mi cuerpo está hecho para tí.
Entonces la ví.
Sus ojos cambiaban de color de un café oscuro y trivial a uno desconocido, como a uno generado por una tormenta desconocida en el mar.
Entonces pude verla en plenitud, en la calle desierta, su figura era mas baja que la mia, su rostro enigmatico y hermoso me miraba con esos ojos mágicos y eternos que iluminaban la sombra que mi cuerpo proyectaba.
- besame- dijo.
Sentí ganas de reir y de correr.
- no puedo- dije.
Entonces ella lo hizo, como hace mil años, en el principio, donde estaba solo yo y el silencio.
Entonces pude verla de nuevo, y pude reconocerla, en su insistencia, en su letargo eterno resucitada, y tomado de su diminuta cintura la besé.
Cuando me desprendí de ella habia traspasado La Puerta de nuevo y me encontraba otra vez en el rodar eterno de mi vida, instalado, esperando que la aguja hiciese su maldito trabajo.