La Senda del Perdedor

A veces pienso que la vida da algunas oportunidades, que las veo pasar sin pestañear, mientras me tomo un trago.

martes, noviembre 07, 2006

Mirando al cielo.


Hace rato que se fue el “18”, y este año sólo una vez encumbré un volantín.

Antes lo hacia muy a menudo.

Cuando llegue con mis años y mi polera de Divididos, los enanos dueños de la plaza me miraban con desconfianza y más aún cuando mi nave aérea retumbaba en el suelo y no daba con la configuración de los tirantes ,tarea romántica y difícil que los actuales cometas y mariposas se las arreglan por resolver muy a mi disgusto, que fácil es maniobrar con ellos!!, y que poco gratificante!; aún con mi empuje y tenacidad – y con una provisión de empanadas y vino en la guata- aún así la tarea se hacía difícil.
Los niños de la plaza maniobraban la susodicha “mariposa”, y me miraban con sorna.
- Comprese una de esta “tio”.
- Son muy fomes- repliqué
- Pero se elevan alto.
- Ya. Les refunfuñaba mientras recogía por enésima vez el pájaro azul.

Al final una onda de viento, una cola de lana, y un arete menos del lado izquierdo del volantín, y por cierto de mis triquiñuelas con los tirantes, el “socito” emprendió un gran viaje de 150 yds- todo el carrete de hilo- ahí los broca cochis se olvidaron de la mariposa.

-oooh güena tio.-decía uno.
- se la va a dar to’a tio??- preguntaban cuando el carrete se derretía en mis manos de tanto girar.
- me lo presta un poquito?

Al final de la tarde ya era parte del equipo de niños triunfadores, me despidieron y preguntaron si volvería.

Pero yo no volví a la plaza con el pajaro azul, me quedé esa noche a tomar unos tintos recordando lo feliz que era cuando jugaba más y encumbraba sueños por los cielos de Chiguayante.